
El nuevo sistema de evaluación escolar apunta al desarrollo de competencias escolares y actitudes frente al aprendizaje
Por Jesús Medalit Cárdenas Cabezas
El nuevo sistema de calificación para la Educación Básica Regular (Inicial, Primaria y Secundaria) tiene la finalidad de que los padres de familia o tutores tengan claridad sobre la situación del aprendizaje de sus hijos al finalizar el bimestre o trimestre; se obtiene analizando la tendencia progresiva del estudiante hacia el logro de los aprendizajes previstos o esperados, esto es, desde que se trabaja con un currículo de Competencias que valora el desempeño y/o aprendizaje que logra el estudiante durante el proceso educativo escolar. Los niveles de Inicial y Primaria ya evalúan de manera cualitativa y literal (AD-A-B-C) consignados en el “Informe de mis Progresos”. En el caso de Educación Secundaria, el calificativo era cuantitativo y descriptivo, donde se obtiene mediante promedio simple en la escala vigesimal (de cero “0” a veinte “20”). Tales calificativos se consignan en la libreta de Información”.
Sobre la promoción de los estudiantes, es importante mencionar que en el nivel de Primaria los estudiantes son promovidos si obtienen mínimo A en las áreas de Comunicación Integral, Lógico – Matemática, Personal Social y Ciencia y Ambiente; mínimo B en las otras áreas y talleres curriculares creados como parte de las horas de libre disponibilidad. Repiten si obtienen C en Comunicación Integral y Lógico- Matemática. En secundaria son promovidos los estudiantes aprobados en todas las áreas y los que al terminar el programa de Recuperación Pedagógica o la Evaluación de Recuperación, aprobaron todas las áreas curriculares o desaprobaron como máximo un área curricular.
Este nuevo sistema de calificación para el nivel secundaria sin lugar a dudas es un avance en una educación desarrollada por competencias, centrada en los aprendizajes y articularía los tres niveles pedagógicos de la EBR. Las descripciones alfabéticas, sirven para identificar si el estudiante está cerca o lejos en relación con lo que se espera logre al final de cada ciclo, respecto de una determinada competencia. Asimismo, proporcionan información valiosa para retroalimentar a los estudiantes sobre su aprendizaje, acompañarlos y fortalecer su avance progresivo hasta lograr su autonomía. También permite al docente adecuar y construir la enseñanza a los requerimientos de las necesidades de aprendizaje identificadas, es decir nos pone en movimiento para repensar nuestra práctica docente.
Para verificar si el estudiante mejora en su aprendizaje tenemos como referencia los estándares de aprendizaje planteados en el Currículo Nacional de la Educación Básica.
Según el MINEDU:
AD (logro destacado), es cuando el estudiante evidencia un nivel superior a lo esperado respecto a la
competencia. Esto quiere decir que demuestra aprendizajes que van más allá del nivel esperado.
A (logro esperado), cuando el estudiante evidencia el nivel esperado respecto a la competencia, demostrando manejo satisfactorio en todas las tareas propuestas y en el tiempo programado.
B (en proceso), cuando el estudiante está próximo o cerca al nivel esperado respecto a la competencia,
para lo cual requiere acompañamiento durante un tiempo razonable para lograrlo.
C (en inicio), cuando el estudiante muestra un progreso mínimo en una competencia de acuerdo al nivel esperado. Evidencia con frecuencia dificultades en el desarrollo de las tareas, por lo que necesita mayor tiempo de acompañamiento e intervención del docente. (Fuente: MINEDU).
Veamos algunos aspectos positivos de esta nueva escala:
1. COMPETENCIA.
Las calificaciones alfabéticas (AD, A, By C) permiten que el estudiante evidencie su saber actuar en un contexto determinado, seleccionando y movilizando de manera pertinente e integrada una diversidad de conocimientos, capacidades, actitudes y recursos externos, a la vez le permita resolver problemas o llegar al propósito o logro determinado.
2. ACOMPAÑAMIENTO.
El docente tiene mayor compromiso y responsabilidad por monitorear, guiar, acompañar al estudiante durante su proceso de aprendizaje para promover activamente las competencias y capacidades que fortalecen el desarrollo personal y le permitirá resolver problemas o desafíos. La evaluación es cualitativa, se evalúa el proceso, el desempeño evidente del estudiante.
3. AUTONOMÍA.
El estudiante adquiere la responsabilidad de regular su propio proceso de aprendizaje, fortaleciendo sus capacidades, conocimientos y actitudes, aprende de sus dificultades, por lo que se esfuerza a trabajar colaborativamente compartiendo con el otro su aprendizaje y verifica cuánto y cómo aprendió significativamente.
4. INVOLUCRAMIENTO.
Los padres de familia asumen un rol importante al involucrarse y adaptarse a un nuevo sistema de calificación que exija una mayor comprensión de los avances en la formación de sus hijos, así como conocer la metodología correspondiente. Los estándares, que son los indicadores que precisan los aprendizajes son los que ayudarán a verificar el avance paulatino del desempeño de sus hijos.
5. ACTITUD.
La evaluación al no tener rangos numéricos de 11 a 20 como nota aprobatoria, la importancia del conocimiento se hace relevante en la medida que es aprendido y no enseñado, se evidencia el grado de interiorización de valores a través de las manifestaciones o actitudes demostradas por los estudiantes, las concepciones asumidas o compromisos de acción que asume a partir del conocimiento generando una cultura de la evaluación cualitativa consciente, justa y responsable.
La finalidad es que la evaluación sea integral y articulada en los tres niveles educativos, y es formativa porque evalúa los procesos de aprendizaje de los estudiantes, donde el docente a través de la observación reflexione y analiza el desempeño de los estudiantes y emita un juicio de valor orientada a la toma de decisiones para fortalecer al estudiante y regular su proceso de la acción pedagógica, reajustando su metodología hacia el logro de las capacidades o competencias. El Ministerio de Educación ha institucionalizado esta norma (RM 281-2016-MINEDU) para su aplicación oficial desde enero de 2017 y mejorar los niveles de aprendizaje verificados en los estándares planteados en el Currículo Nacional de la EBR. Pero, el reto hoy, serla una capacitación intensa e inmediata, con especialistas conocedores del enfoque para generar una auténtica cultura de la evaluación por procesos a los docentes de Secundaria.