
TRABAJO INFANTIL:
no denunciar te hace CÓMPLICE
El 12 de junio se celebró el Día Mundial Contra el Trabajo Infantil. Para erradicar la esclavitud de miles de niños es necesario involucrarse en primera persona y protegerlos como lo haríamos con nuestros propios hijos.
Mg. Teresa Rubino – Universitá di Bari, Prensa UCSS.
Para entenderlo mejor, cuando hablamos de trabajo infantil no nos referimos a los niños que ayudan a sus padres en las tareas del hogar, sino a todos aquellos que vemos sirviendo en los bares y restaurantes, los niños que en la calle venden mercancías y se ofrecen a limpiar tu zapatos por unos soles y también los que suben a las combis vendiendo caramelos. ¿Y qué decir de los niños que trabajan en las minas, en los campos y en las industrias?. Entre las formas de trabajo infantil, también hay aquellas concernientes a la explotación sexual -la pornografía y prostitución- y a las actividades ilícitas.
Es responsabilidad de los padres cuidar de sus hijos, hacerles crecer en un entorno saludable y suministrarles todo lo que necesiten para su desarrollo. La niñez (de los 6 a los 12 años) es la tercera etapa del desarrollo del hombre. Coincide con la época en que el niño va a la escuela y, justamente el contacto con los demás, permite al niño desarrollar sus habilidades sociales y relacionales, sus habilidades cognoscitivas -como la memoria, el razonamiento y la percepción- y se instala en ellos el sentido de deber y el amor propio, además del respeto de la propiedad ajena. A causa del trabajo infantil, miles de niños se ven privados de la posibilidad de ir a la escuela y, así, de crecer. ¿Es justo que un niño llegue a decir frases como “la vida es dura” mientras trabaja desde hace 7 horas en un taller de mecánica?
Las estadísticas acerca del trabajo infantil en el Perú son claras. Según las investigaciones hechas en 2013 por el INEI, indican que el trabajo infantil registra cuotas más altas en la franja 5-13, respecto a la 14-17, y un desnivel significativo entre zona rural y urbana. Hasta el 2013, los niños entre 5-13 años representan el 17,3% de la población del Perú y los de 14-17 años son el 7,6 %.
¿Qué hacer cuando los niños no tienen quien les proteja? O, peor, ¿quién debería protegerlos se convierten en sus opresores? En este caso, la responsabilidad cae en las manos del Estado. Para tutelar los niños, los gobiernos peruanos, en el curso de los años, subscribieron algunas normativas internacionales, entre las que resaltan la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño, El convenio núm.138 sobre la edad mínima de admisión al empleo y El convenio núm.182 sobre las peores formas de trabajo infantil. A nivel nacional, los artículos 4° y 23° de la Constitución Política del Perú, el Código de los niños y adolescentes y el PNAIA (Plan Nacional de Acción por la Infancia) son garantes de los derechos de los niños.
Hay miles de niños de la calle y, desafortunadamente, el Estado no puede llegar a cada uno de ellos. Es nuestro deber, en calidad de ciudadanos, de padres y seres humanos, denunciar los episodios de explotación de los niños. ¡No justifiquemos nuestra no intervención con el estar acostumbrados a estos episodios! El trabajo infantil es esclavitud y cada vez que miramos a un niño explotado y no actuamos, nos convertimos en cómplices de sus opresores.
Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables – MIMP