Por SANTIAGO TÁCUNAN, docente UCSS
Los Olivos es el distrito más joven de esta parte de la ciudad que fue creado el 4 de abril de 1989, en una década marcada por la caída del Muro de Berlín, la elección de George Bush como presidente de los Estados Unidos, la elección de Carlos Saúl Menem como presidente de Argentina, los violentos enfrentamientos entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia y el ejército colombiano, la guerra terrorista en el Perú provocada por el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru y Sendero Luminoso, una galopante crisis económica, entre otros acontecimientos.
Los Olivos es un distrito con una extensión territorial de un poco más de 18 kilómetros cuadrados y, a lo largo de su área geográfica, no presenta mayores relieves físicos, salvo el Cerro Pro, Cerro Muleria y Cerro El Pacífico. Sin embargo, todos estos promontorios tienen la peculiaridad de conservar restos arqueológicos, algunos de ellos con cerca de 4 mil años de antigüedad.
En este distrito, algunas zonas urbanas, como El Naranjal, Pro, Chavarría, Garagay, deben su nombre a las antiguas haciendas existentes en esta localidad que se dedicaron a cultivar trigo, alfalfa, producir mil, guarapo y sembrar diversos productos de pan llevar durante la colonia, así como a criar caballos de carrera, cultivar azúcar, algodón y producir vinos durante la época República.
Los propietarios más famosos de las haciendas ubicadas en el espacio geográfico que ocupa el distrito Los Olivos fueron: Eulogio Fernandini, Ana María Fernandini Clotet (hacienda Pro), Ricardo León Velarde Valcárcel, Angélica Gamarra Peralta (hacienda Chavarria), José de Garagay (hacienda Garagay).
Hasta 1975, el área que hoy representa el distrito de Los Olivos, estaba conformada por diversos asentamientos humanos y pueblos jóvenes ubicados en los alrededores de la avenida Perú, pero también por diversas urbanizaciones como Ingeniería, Mesa Redonda, Fiori, Pro, Sol de Oro, Palao, Las Palmeras, Villa Los Ángeles, Mercurio, Villa del Norte, Las Palmeras, la Cooperativa de Vivienda Departamental Ancashina, entre otras.
Fueron justamente los pobladores de la zona de Ingeniería, Habich, Fiori y Palao, los que iniciaron la formación de un nuevo distrito debido a la poca o mala atención municipal en la prestación del recojo de basura, vigilancia, supervisión de abastecimiento de agua y mantenimiento de parques y jardines, entre otros.
Si bien su pedido no prosperó, está fue retomada por vecinos de Sol de Oro, un grupo de vecinos entre los que podemos citar a Rolando Ramos, Eufronio Avendaño Ruth Osorio, Manuel Peralta Anaya, Marcos Gonzales Martínez, Víctor Morillo Araneda, Alejandro Baca Farfán, Walter Motta León, entre otros dirigentes vecinales, lograron conformar un comité pro distrito en 1977, quienes luego a lo largo de más de veinte años tuvieron que luchar por la creación del nuevo distrito.
Con el paso de los años se fueron sumando nuevas urbanizaciones y centros poblados, como Santa Rosa, Libertadores, Mesa Redonda (12 de Julio), Angélica Gamarra, Pueblo de Infantas, entre otros, quienes promovieron originalmente un proyecto de creación distrital que contemplaban una extensión territorial de 57 kilómetros cuadrados bajo el nombre de Rosa de América, aunque luego no se incluyó a diversas urbanizaciones y pueblos jóvenes. El nombre que debía llevar el nuevo distrito sería Los Olivos y esta es su historia.
El distrito pudo llevar el nombre de alguna de las urbanizaciones participantes o el nombre del empresario Luis Banchero Rossi, aunque finalmente se decidió por Los Olivos, nomenclatura que había obtenido la segunda mejor votación.
No se sabe exactamente porque fue desestimado el nombre de Banchero Rossi, aunque se presume que primó la reflexión que algunas agrupaciones políticas no apoyarían esa denominación. El nombre de Los Olivos, promovido por Víctor Morillo, hacía referencia a un almanaque que estaba colgado en una de las paredes del local comunal de Villa Los Ángeles, lugar en donde se realizaban las asambleas vecinales semanalmente.
A lo largo de todos estos años de gestión, los dirigentes del comité pro distrito tuvieron que reunirse con representantes de casi todas las bancadas políticas, así como con funcionarios del gobierno militar del General Francisco Morales Bermúdez.
El mecanismo más usado para mantener en la mesa de debates la creación del nuevo distrito fue las conferencias de prensa, la visita de algunos congresistas (Javier Alva Orlandini, Héctor Vargas Haya, etc.) o las reuniones de coordinación en algún ministerio del Estado. Algunas de estas reuniones se desarrollaron en el local institucional de alguna urbanización o en el Cine Las Palmeras, un edificio emblemático que hoy ya no existe.
Para solventar los gastos de representación, los vecinos pidieron cuotas, hicieron campeonatos deportivos, bingos, kermesses y diversas actividades festivas, recreativas y sociales, especialmente los fines de semana.
La Iglesia Católica, en todo momento, apoyó esta iniciativa y fueron el padre Leo Grand, Miguel Fitzgerald, ambos miembros de la Sociedad Misionera San Columbano, quienes varias veces acompañaron y tuvieron que servir de nexo para coordinar algunas reuniones con diversas autoridades políticas.
Esta historia dirigencial no estuvo exenta de frustraciones y tensiones. En 1982 y luego de cinco años de arduas gestiones, el comité pro distrito aparentemente fue desconocido por un grupo de vecinos liderados por José Mendoza Acuña y secundado por Luis Alberto Sánchez y Vicente Sánchez. A pesar de ello, el comité liderado por Rolando Ramos, continuó con su labor dirigencial y, al parecer, de manera paralela, la labor del comité encabezado por José Mendoza, quien había sido sustituido por Vicente Sánchez Ludeña, quien en 1987 intenta nuevamente desconocer la legalidad de Rolando Ramos Anicama y el resto de dirigentes vecinales.
Con legitimidad o sin ella, ambos dirigentes buscaron aprovechar su cercanía con algún líder político para promover la creación distrital de Los Olivos. Pero era claro quien tenía el reconocimiento oficial. Este cisma generó una reacción por parte de los dirigentes vecinales liderados por Ramos Anicama, quienes pusieron más celo y entusiasmo a su trabajo ante las esferas gubernamentales.
Fue así que el proyecto de creación distrital Nº 25017 fue finalmente aprobado por el presidente del Congreso, Héctor Vargas Haya, el 4 de abril de 1989 y publicado en el Diario El Peruano el 7 de abril. Esta situación sui géneris se dio porque el Presidente Alan García Pérez no cumplió con firmarla dentro de los plazos que le otorga la ley.
La publicación de esta ley de creación distrital agudizó las rivalidades entre Vicente Sánchez y Rolando Ramos, quienes buscaban a toda costa recepcionar la autógrafa de ley. El primero en gestionar y organizar esta actividad fue Vicente Sánchez, quien el 9 de abril de 1989, convocó a un grupo de vecinos a un mitin público en el cruce de las avenidas Las Palmeras y Carlos Izaguirre para recibir una copia de la autógrafa de ley de manos de Eliseo Román Pimentel, diputado por Apurimac y vecino del nuevo distrito de Los Olivos.
Rolando Ramos no se quedó con las manos cruzadas y en medio de denuncias y movilizaciones acusó a Vicente Sánchez de ser un “seudo dirigente” y buscar solo protagonismo político. Luego de varios días de intensas y agitadas gestiones, Rolando Ramos convocó a nueva ceremonia pública el 22 de abril de 1989 en el cruce de las avenidas Carlos Izaguirre y Antúnez de Mayolo, a cuya ceremonia asistió el Presidente del Congreso, Héctor Vargas Haya, así como a otros líderes políticos y dirigentes vecinales.
Meses después de la creación distrital los dirigentes y líderes vecinales se enfrascaron en una lucha indesmayable por alcanzar la alcaldía municipal con partidos políticos tradicionales (APRA, Izquierda Unida, Acción Popular, etc.) o agrupaciones independientes (Comité Histórico Vecinal de Los Olivos, Gestores de Los Olivos).
Lo curioso es que ninguno de ellos ni la mayoría de dirigentes vecinales fue elegido alcalde distrital, salvo Víctor Murillo, quien fue elegido regidor municipal.
A lo largo de sus 29 años, este distrito ha sido gobernado por cuatro alcaldes, siendo una de sus principales preocupaciones conseguir un terreno y construir el local municipal.
La sede de la municipalidad originalmente funcionó en una casa arrendada, ubicada en la avenida Universitaria Nº 4927, en la segunda etapa de la Urbanización Parque El Naranjal, el mismo que sufrió un serio atentado terrorista. En esos años (1991), y bajo la gestión de Carmen Lezama (1990-1992), se instauró a la Virgen del Carmen como patrona del distrito, aunque su devoción ya estaba presente dentro de la hacienda Pro desde inicios del siglo XX.
En 1993, bajo el gobierno distrital de Jesús Martínez Aliaga (1993-1995), el local municipal se muda al jirón Carlos Augusto Salaverry Nº 3812, en la urbanización Panamericana Norte en medio de protestas de algunos vecinos, pues ahora debían recorrer varias cuadras adicionales a fin de llegar a la sede municipal para realizar sus gestiones administrativas.
Tres años después, el actual Palacio Municipal, ubicado en la Av. Carlos Izaguirre nº 813, urbanización Mercurio, fue construido por Felipe Castillo Alfaro (1995-2014), quien también construyó a lo largo de sus cinco gestiones municipales el Hospital Municipal (2004), el Palacio de la Juventud (2006) y el Edificio Cielo (2011). Todos estos edificios son considerados como los más altos de Lima Norte.
En la actualidad y bajo el liderazgo del alcalde Pedro del Rosario (2015-2018), se viene impulsando un Sistema Integral de Cámaras de Vigilancia para brindar las condiciones necesarias para lograr el desarrollo empresarial y ciudadano, así como el mejoramiento y ampliación de las áreas verdes a nivel distrital.
Pero es la construcción del Parque de los Novios y la implementación de la Biblioteca Municipal de Los Olivos, dos de las obras más importantes de la actual gestión municipal. Ambos proyectos intentan revalorar la tradición histórica que todavía conserva los terrenos de la ex hacienda Pro en donde subsiste una capilla colonial que cuenta aún con una campana obsequiada por el mismo Virrey Amat y Juniet a la familia Pro León y Colmenares, dueña de esta propiedad durante el siglo XVIII.
En el caso particular de la Biblioteca Municipal el principal objetivo ha sido impulsar el hábito de lectura y promover el crecimiento ciudadano entre los vecinos olivenses.
Cabe recalcar que Los Olivos cuenta con tres símbolos distritales: el himno (1998), la bandera y el escudo. Esta última iconografía ha sido cambiada a inicios del 2015, según Acuerdo de Concejo Municipal N° 005-2015-CDLO y a diferencia del primer escudo no ha tenido mayor participación vecinal.
Este distrito es muy católico y prueba de ello es la presencia de innumerables parroquias, capillas, casas de oración y retiro espiritual, así como la presencia de instituciones educativas como: San Vicente Ferrer, El Buen Pastor (1965) y la Universidad Católica Sedes Sapientiae (2000). Todas ellas, junto a los colegios Cesar Vallejo (1970) y Sol de Oro (1966), representan los espacios educativos más importantes.
Si bien la labor de los misioneros de San Columbanos sobresale en Los Olivos, no es la única, pues junto a ella tenemos a los padres diocesanos (Vicente Folgado, Cesar Buendía, etc.) y las congregaciones religiosas Hijas de Santa María de la Providencia, Misioneras de Jesús Eterno Sacerdote, Hermanas Cooperadoras de Betania y Hermanas de la Inmaculada Concepción.
La vida durante los primeros años no fue nada fácil, pues la zona todavía no tenía todas las comodidades urbanas, especialmente de servicio de transporte público, las mismas que fueron apareciendo poco a poco. Las primeras empresas en ingresar a Los Olivos fueron la Empresa de Transportes Federico Villareal (E.T.F.V.S.A.), la Empresa de Transportes Sol de Oro (E.T.O.S.A.), la Empresa de Transportes Unidos de Pasajeros (E.T.U.P.S.A.), más conocida como la Línea 73, aunque originalmente la gente se movilizaba también mediante las empresa de transporte interprovincial como Ñapo, Estación Sol, Bernales, América, Mendoza o algunas unidades particulares.
Los Olivos es un distrito eminentemente andino con una fuerte presencia de migrantes de la sierra norte con alto nivel académico, aunque se puede encontrar gente de otras regiones del país y de distintas nacionalidades.
Cuenta con grandes mercados (Covida, Conzac, Pro Lima, etc.), varias paraditas y grandes supermercados (Plaza Vea), así como todo tipo de restaurantes, servicio de estética personalizada y agentes financieros distribuidos en casi todo el distrito. Pero sus calles, plazas y avenidas conservan mucho más.
Una mirada más acuciosa nos puede ayudar a observar edificaciones de trazo europeo (urbanización Previ), espacios famosos como “La calle de las pizzas” (Calle El Amargón), un Mini zoológico en la Urbanización Mercurio (CED El Buen Pastor), donde se pueden observar desde caimanes negros hasta tortugas y llamas, un edifico ecológico (Empresa Textil Sidney), ubicado en el jirón San Fernando N° 197, urbanización Santa Luisa o hermosas capillas y casas haciendas como la de Pro y Garagay, respectivamente.
Los Olivos es un distrito con un crecimiento constante y con aspectos históricos, emprendedores y otras características aún por conocer.
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